Una de las cosas que me convierten en un ser complejo (o así quisiera) es el hecho de arraigar las cosas hacia el punto mágico.
Muchas veces, ha sido cuestionado e inentendido, quizás porque no me gusta dar demasiadas explicaciones (sí, juego harto al misterio) o porque simplemente, tampoco he logrado dar con una descripción en una sola palabra o varias para ello.
Y claro, ¿dónde queda el escritor?.
¿Se Puede ser uno con las letras perdidas en la estratósfera?
Carajo. Se puede. No siempre hemos de escribir palabras o letras para formar algo. El fondo, eso es otra cosa.
¿Y la magia?
Bueno, la magia tiene esa particular proyección del juego que no sabemos de donde proviene pero que conduce a algo. Incluso se da el lujo de manejar voluntades y pensamientos.
Puede ser personas, eventos (de dramas hasta chaplinescos) y puede ser una filosofía que justifica coincidencias.
¿Nunca pensaste en alguien y dentro de poco hizo aparición?
Yo lo llamo (sin ser brujo ni hechicero, bueno, quizás algo) una invocación.
Voilá: no revelar jamás el truco, pero conectarse con él es otro cuento.
jueves, 23 de octubre de 2008
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