"Ríe con cautela, le sobra experiencia.
Así como Hannah, ella alza su vista y le toma la mano.
Vuelve a creer en los ideales. La vida se torna justa en el horizonte"

domingo, 28 de junio de 2009

Hay Visitas en la puerta

"Que llueva, que llueva. La vieja está en la cueva.
Los pajaritos cantan, la vieja se levanta."

La cantamos.
A ratos pienso que quizás demasiado.
Hubo quienes nunca debieron alzarse.
Y sin embargo, las aves no discriminan.
Convidada de piedra o no, la lluvia siempre es bienvenida.

jueves, 25 de junio de 2009

Esfumando a la ficción I (La última historia de acción de Julio)

Mi nombre es Julio Friviño, (sí, como la criolla vieja Julia, pero en niñito) y en noches heladas como ésta me acuerdo del disfrute en vida y las locas vueltas que hacen imposible huir del pasado.
Corría 1998 y la noticia apocalíptica de turno parecía indicar que el meridiano de Greenwich se había corrido un par de metros, alterando las longitudes como las conocíamos. Una falla en la corteza terrestre jugaba con la geología, acompañado de raros sucesos alrededor del globo que sólo unos pocos pudimos notar.

Yo trabajaba en un boliche que vendía fósforos en el Quisco. Una relación de amor/odio con la materia, porque potenciaban mi adicción al cigarro. Por lo que las pocas ventas del negocio subsistían gracias a mi bolsillo y a la necesidad de no quedar falto de fuego. Nostalgia latente. Hace poco me había retirado de las misiones especiales, aunque siempre consciente de que me necesitarían de nuevo en alguna tarea encubierta. Un retiro a medias. No hay escape para lo que se ama, como suele suceder.

La noticia no tardó en ampliarse.
Ciencia Ficción pura, hablaron los incrédulos al fenómeno, desmintiendo y desmitificando a la prensa más alarmista.
No faltaron los viejos con la cara como pasa, que hacían gala de medallas que les consagraban como intelectuales aunque conservadores. Una lata.
La parte de corcho de mi cuerpo percibía las ondas cambiantes en la atmósfera, estremeciéndose con cada flujo intertemporal que desordenaba al universo. Un reflejo nato para los de mi especie. Todo hacía preveer que volvería a mis viejas usanzas. Los dados estaban cargados.

La verdad pasó piola y como suele ocurrir en estos casos, las pupilas conspirativas se encargaron de hacerlo ver como una sacudida en la farándula y quebraron a la pareja de turno para distraer. Sin embargo, algunos seres de trapo alcanzamos a notar el cambio más severo: una dimensión paralela se entrecruzaba con la nuestra afectando tiempo y espacio. Junto a ello, las materias inversas no tardaron en manifestarse: gente gruñona siendo amable o avaros demostrando una generosidad inusitada.

Fue así como me reencontré con Gracia Aldunate, una investigadora de lo paranormal con quien había compartido un fogoso affaire años atrás. Ella sabía el secreto de mi doble-vida.
Gracia logró contactarme gracias a un par de títeres amigos y científicos Rusos con los que me carteaba seguido. Se encargó de explicarme lo justo: la dimensión paralela era un universo espejo que revolucionaba las conductas habituales y podía comenzar poco a poco a tomarse la realidad como la conocíamos, suplantándola con identidades contrarias. Pese a la incomodidad del ambiente, actuó como la profesional que era y me chantó la firme: necesitaban un agente que interviniera en la dimensión invasora para encontrar su núcleo, insertar una bomba de ruido y escapar antes de ser consumido por la otra realidad. Me tocaba jugar a Duro de Matar
de nuevo.

Tras una fructífera meditación (la nicotina me ayudó a pensar con claridad y a alivianar la digestión que andaba algo obstruída por el estrés), acepté gustoso. Luego vendría el popular viaje al centro de la tierra.



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Inevitable secuela. Ardiente paciencia.

jueves, 18 de junio de 2009

Jugar Juglar

Hoy jugamos a que te engaño.
¡No! Mejor jugamos a que te extraño.
¿Pero a quién?
Entonces, ¿a qué jugamos?
Jugamos a que te engaño.
Pero solamente jugamos ¿OK?
Porque ya vendré tras la puerta, con la sonrisa en la mano y los ojos un tanto desorbitados. Queriendo pasar por perro y posar mi cabeza para un cariñito, aunque lo niegues con risa malévola.
¿Acaso porque te engaño?
Solo era un juego. De soledades.
Y jugar puede ser serio si las intenciones lo ameritan.
¿Pero a quién engaño?
Me engaño.
Pero recuerda que solamente jugamos.
Aparecerá, y los ojos no seguirán tan desorbitados ni mi risa extraviada en las manos.
Quizá para compartirla.
Con la esperanza de Juglares juguetones a la deriva.

martes, 16 de junio de 2009

De futuras Generaciones

¿Qué se traen entre manos?
Algo que a la larga me perjudica, cuestiono.
A ratos, el caballero de los diarios se convierte en mi confidente.
Los buenos tiempos escasean, pese a que por unos instantes, la balanza se vuelve favorable: el ritmo de la buena onda, me dice Don Julio.
Sin embargo no le creo.
Veo a un muchacho frenético, corriendo en bicicleta mientras esquiva auto tras auto. Conduce igual o peor que aquellos que mantienen su bocina pegada intentando llamarle la atención. Acto seguido, lo veo desbancarse en la cuneta. ¿Inevitable? Sólo con una paradoja temporal o un hoyo negro.
El tumulto me impide ver la magnificencia del chancacazo.
- Huevón - pienso. Sin preocuparme de su estado ni compartiendo la curiosidad que arrastra a la gente que le observa. Pocos hacen algo. Más de alguno alega contra el descriteriado. Hasta que llegan las personas de seguridad de la comuna, entonces, sólo entonces significa algo: un pobre diablo sangrando por la boca en el pavimento.
Sí, lo vi y ya poco me importa. ¿Acaso me desalmo?
Don Julio se ríe. No hay temor en la duda, afirma. No serás villano ni héroe por mostrar indiferencia. Juega al presente de tu estado.
Con la filosofía que me dicta, Don Julio se retira. Agrada encontrar a esos sabios callejeros. Gratis, ni siquiera compré el diario.
Agarro mi mochila que ya se cae del hombro. Estoy flaco, refunfuño mientras me jalo el pantalón para arriba.