"Ríe con cautela, le sobra experiencia.
Así como Hannah, ella alza su vista y le toma la mano.
Vuelve a creer en los ideales. La vida se torna justa en el horizonte"

lunes, 8 de febrero de 2010

La %@$·Génesis

Lo lees.
Hay un hombre con el cuerpo tatuado. Descomunal. Temeroso se entrega a los nervios.
¿Es en serio? A lo mejor la urticaria ha terminado por derrotarle.

Mi edición de "El hombre ilustrado" es de esas sencillotas. Responde a la clásica compactación de bolsillo, útil al trajín que le otorgo y a sobrevivir varias noches como lectura de cabecera o de arrastre en mi bolso nómade.
Gracioso, y no de la forma mesiánica, que no sea mi libro favorito de Bradbury, el compilado de cuentos "Las doradas manzanas del sol" ocupa el puesto, pero no es menor que el bautismo de este Blog deba su nombre a uno de las historias que integran "El hombre ilustrado", una terrible y criminal, por cierto.

Hay días en que lo parlanchín me denota una irregularidad para hilar conexiones, arrancando por la tangente. Hace ya un buen tiempo, que a ello le postulo "El dictador interno". Resulto incomprensible, aunque recelo de haberme expresado con total claridad. Y sin embargo, es allí donde florecen mis mejores atisbos creativos. En la búsqueda de explicar lo que quiero decir. Viajo y me incorporo divagando a la travesía del sentido, encontrándome con mis mundos personales de frente. El hombre tatuado que abre su camisa y me ofrece mil historias para la divergencia. Una mezcladora del cemento constructor caótico que resulta mi narrativa.

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